La donación de sangre es un acto altruista que ayuda a cambiar la vida de un paciente. En México, varios hospitales públicos y privados cuentan con un banco de sangre autorizado para recibir a voluntarios.
Antes de donar sangre, la persona tiene que pasar por varios filtros para que el personal médico califique si se encuentra en un estado de salud apto.
Primero, realizan un breve cuestionario al voluntario para saber si tiene o ha padecido alguna enfermedad que afecte la calidad de la sangre o si ha sido intervenido quirúrgicamente en los últimos meses. También preguntan si ha ingerido medicamentos, si se han hecho tatuajes o perforaciones recientemente, etc.
Luego del cuestionario, toman el peso y la altura del voluntario.
Si se pasa esta primera prueba, se toma una pequeña muestra de su sangre para evaluarla y determinar si su cuerpo puede soportar la donación. Esta muestra también sirve para analizar si el voluntario tiene alguna enfermedad de transmisión sexual (ETS) de la que no esté enterado.
Una vez que estas evaluaciones hayan sido aprobadas, la persona pasa a donar sangre, lo cual lleva alrededor de 20 minutos, dependiendo de la cantidad donada. Al terminar, el hospital se encarga de ofrecerle un pequeño desayuno para recuperarse.